Ángela
17-3-2023
Ataques a la libertad
Las dictaduras no consienten la discrepancia. Esa es la característica fundamental de cualquier dictadura, ya sea de izquierdas o de derechas. Tanto el comunismo como el fascismo, en fin, todos los regímenes totalitarios, se fundamentan en el control de la población y en fulminar a cualquiera que no siga las consignas del dictador de turno. Su poder se basa en la sumisión de la población. Cualquier régimen que persiga la libertad de expresión y de opinión es un régimen totalitario, aunque se disfrace de régimen democrático.
Eso está ocurriendo en estos momentos en las democracias occidentales: se persigue al disidente.
El caso más reciente, de ahora mismo, es el de Rubén Gisbert, joven abogado que a través de sus canales en las redes sociales, trata de buscar la verdad en estos momentos dramáticos que estamos viviendo. Rubén Gisbert ha denunciado la persecución a la que está siendo sometido desde hace ya años por sus reportajes sobre la guerra de Ucrania, hasta llegar al extremo de ser investigado por la Brigada de Información de la Policía Nacional a petición de la fiscalía.
La Brigada de Información de la Policía Nacional es la encargada de asuntos relacionados con la seguridad del Estado, terrorismo y espionaje, fundamentalmente. Casi nada.
Una fiscal ha incoado un procedimiento contra él y un juez ha visto indicios de delitos por noticias falsas, desinformación y delito de odio (ésta vale tanto para un roto como para un descosido; cualquiera puede ser acusado de delito de odio) ¿Por qué? Porque Rubén Gisbert no sigue a pies juntillas las indicaciones del gobierno en cuanto a todo lo relacionado con la guerra de Ucrania.
Ya hace meses, el coronel Baños denunció las amenazas, de muerte incluso, recibidas por él y por otros investigadores, entre ellos Gisbert, que hacían análisis divergentes al gobierno español en relación con la guerra, para amedrentarlos. Pero han dado un paso más y ahora los quieren meter en la cárcel.
En el vídeo siguiente vídeo Rubén Gisbert explica su demencial persecución
Otro caso de atropello a la libertad de expresión es el de Pablo González, periodista español encarcelado en Polonia desde hace un año, sin juicio, acusado de espiar para Rusia. Fue detenido cuando cubría la llegada de refugiados a ucranianos a Polonia. Durante un año ha sido prorrogada su detención en varias ocasiones. ¿Ha pedido información la justicia española a la polaca para saber de qué se le acusa exactamente? No parece que el Estado español haya hecho mucho por lograr su libertad. Se supone que Polonia es un Estado democrático pero está claro que la democracia desaparece cuando al poder le da la gana.
La distancia entre una democracia y una dictadura es muy corta, por lo que podemos ver. No se castiga la libertad de expresión, se castiga al ciudadano privándole de la libertad.
Una demostración más de que la democracia se ha convertido en una palabra vacía es la decisión de Macron de imponer la jubilación a los 64 años, en lugar de los 62 (tras 40 años de cotización) que se exigían hasta ahora en Francia. Ante la imposibilidad de sacar la ley adelante, Macron decide imponerla por decreto, es decir, de forma absolutamente dictatorial. La diferencia entre el autoritarismo de Macron y el de Pedro Sánchez, que ha sacado la mayoría de las leyes también a base de decretos ley, es que la población francesa se está oponiendo a esta dictadura con todas sus fuerzas y están manifestándose en las calles desde hace días. La jubilación en España anda ya casi por los 67 años y no ha salido ni dios a la calle. Tampoco para otras cosas tanto o más importantes. Así nos va.