Ángela

15-4-2023

No los votéis, coño

En la televisión pública catalana (RAC 1) tres graciosillos han hecho mofa de los andaluces, de su forma de hablar y de la Virgen del Rocío a la que veneran. Los dos hombres son los guionistas, la mujer es la actriz que representa a una Virgen obsesa sexual.

Estos dos tipos Jair Domínguez Torregrosa y Toni Soler son habituales del insulto, y España y la iglesia católica parecen ser sus temas preferidos. El mismo Domínguez afirma, en un tuit posterior al vídeo de la astracanada, respondiendo a los que dicen que con la religión islámica no se atreven: "Meteos con Mahoma si tenéis cojones. Nos hemos metido 50 veces, pero en mi caso reconozco que tengo predilección por hacer mofa de sectas controladas por pederastas". Hombre, si lo hacéis por eso, tenéis trabajo: islámicos, protestantes, judíos, masones, budistas (no tenéis más que ver el vídeo del asquerosos del Dalai Lama diciendo a un niño que le chupe la lengua; !que no hará en la intimidad¡) y un largo etcétera tendrían que estar en vuestro punto de mira. Incluso los payasos como vosotros. ¿O es que eres tan imbécil como para pensar que los únicos pederastas están en la iglesia católica?

Por otra parte ¿qué tienen que ver los andaluces y la Virgen del Rocío con los pederastas?

Los buenistas que siempre hay entre los periodistas, así como los políticos catalanes, dicen que la libertad de expresión es un derecho fundamental que hay que defender. Totalmente de acuerdo. Tú tienes derecho a la libertad de expresión, pero si me insultas, yo me cago en tu puta madre. ¡Y Viva la libertad de expresión!

Sin embargo, esto tan manido de la libertad de expresión no siempre se admite como un derecho, con un claro ejemplo también en estos días en Cataluña.

Es el caso de una joven enfermera gaditana a la que le exigen el “puto C1” de catalán para hacer las oposiciones a enfermería. Ella dice que lo va a hacer su madre. Lo graba y, en su inocencia, lo pone en Tik Tok. A partir de ese momento la maquinaria inquisitorial nacionalista se pone en marcha, comenzando por el sindicato UGT que lanza por todas las redes el vídeo de marras. Inmediatamente, comienza a recibir insultos y amenazas, incluso de muerte. La joven está tan aterrorizada que no se atreve a salir a la calle.

Le abren un expediente, no el hospital del Vall d'Hebron donde trabaja, sino la Generalitat a través del Instituto Catalán de la Salud (ICS) a instancias del consejero de Salud Manel Balcells por hacer un vídeo en el tiempo de descanso de su trabajo criticando que para acceder a las oposiciones de enfermería en Cataluña sea obligatorio el “puto C1 de catalán”. No conozco ningún caso de expedientes a las decenas, si no cientos, de enfermeras que durante el covid bailaban coreografías bien estudiadas en sus horas de trabajo, las grababan y las enviaban a todas las redes sociales, también en sus horas de trabajo, porque como los pobres pacientes estaban encerrados en sus habitaciones todo el día y sólo entraba alguien a llevarles la comida o a ponerles el termómetro, tenían mucho tiempo libre.

Pero no termina ahí la cosa. Antes de echarla del trabajo (su contrato terminaba en marzo y no se lo han renovado), la someten a un interrogatorio de una hora hablándola en catalán sabiendo que no lo entiende, presionando incluso a sus compañeras con preguntas como “Estáis de acuerdo con ella?” para dejarla absolutamente sola. Fascismo y estalinismo en estado puro. La joven está viviendo un calvario; sufre un interrogatorio a la manera de la Gestapo o la Stasi ¡sólo por decir “puto C1”! No quiero ni imaginar qué la hubieran hecho si hubiera dicho: ¡meteos vuestra puta lengua en el culo!

Por cierto, el encargado del interrogatorio fue Enric Juvé Tormo, exdelegado de la UGT, el mismo sindicato que se manifestaba contra un niño y avasallaba a toda la familia porque sus padres pedían que le enseñaran, en un colegio público, al menos el 25% de las materias escolares en español, como dice la ley.

Los buenistas no sólo no han salido a defender la libertad de expresión de la enfermera, sino que muchos consideran que ella ha atacado “su lengua”, como si la única lengua que se habla en Cataluña fuera el catalán.

Puedes insultar a la Virgen, insultar a los andaluces, eso es libertad de expresión, pero no puedes decir nada en contra de que para preparar unas oposiciones tengas que aprender una lengua, cuando el español es la lengua oficial de España, país en el que se convocan dichas oposiciones. Esto no ocurre en ningún país del mundo. Si ocurre aquí es porque se ha permitido a los nacionalistas hacer lo que quieran; no sólo los políticos tienen la culpa de esta situación, también la población es culpable por no enfrentarse a estos canallas. ¡Al menos no los votéis, coño!