Miriam Villares
LA PARADA
Eres un tiovivo parado
donde los caballos tienen herradura de cartón duro
y venas de tirantes de hierro.
Arrancas, te enfureces y te desbocas hacia esa bombilla amarilla
que promete tierra y manzanas,
pero vuelves a estar parado
la bombilla no está y tu techo es una marquesina,
musgo, niebla, norte,
el autobús no llega, pero el día se va
como una serpiente en el desierto,
la luz te ciega y piensas en que quieres
conocer la resonancia de los huecos
que dejan los cuerpos que a tu lado pasan
porque solo así creerás que eres más que huesos y carne,
quieres que tu cuerpo deje un sonido grave, de campana,
que sea eco, espacio, olor a caoba,
tinta, brújula.
Llega el autobús, que barre
las campanas que nunca fueron tañidas.