Poetas cotidianos

Paterson

 

He visto una película “Paterson”, de Jim Jarmush que no me atrevo a recomendar porque es muy lenta y no es emocionante. Pero a mí sí me ha gustado. Y he pensado mucho en ella desde que la vi.
Paterson es un conductor de autobús que escribe poemas cada día antes de comenzar su jornada laboral  y también en su casa por la noche. En realidad podría decir que es un poeta que conduce un autobús.
Pues bien, este personaje me ha hecho pensar en muchas personas que he ido conociendo a lo largo de mi vida dedicada a la enseñanza. Son personas que escriben poesías que muy pocos leerán. Escriben para  expresar sus sentimientos, escriben por placer, incluso diría que por necesidad. Escriben poesía porque sí.
Y como ejemplo os presento a Marino.
 Marino tiene ahora casi 80 años. Cuando se jubiló, después de una vida de duro trabajo, empezó a estudiar Secundaria y consiguió su título con 72 años. No había podido estudiar de pequeño porque empezó a trabajar muy pronto para ayudar a su familia. Sin embargo escribe poesía con gran facilidad  sobre todos los temas que le preocupan, de amor y de denuncia,  a veces tristes y profundas y otras irónicas, graciosas y alegres. Aunque ahora tiene una vida muy ajetreada, como casi todos los abuelos, los poemas siguen surgiendo de su pluma  sin cesar. Como muestra un botón. (Mercedes Pérez Martínez, 30-12-2016)

 

 

Marino Jiménez

Te busqué
Te he buscado en los confines
Al no saber dónde estabas,
Te fuiste de mi lado
Sabiendo que me matabas.

He recorrido ciudades,
Pueblos y pedanías,
Por si necesitaras ayuda
Y no tuvieras la mía.

Por desiertos y montañas
Por lagos y por mar,
Por si tu frágil barquita
Hubiera que naufragar.

He navegado por ríos
Aguas bravas y serenas
Por si los pescadores creyeran
Que eras una sirena.

He preguntado en iglesias,
En misiones y conventos
Por si hicieras promesa
De cumplir un sacramento.

También busqué en el cielo
Entre luceros y estrellas,
Pero no te distinguías
Porque tú eras una de ellas.

Al no encontrarte, lloré,
Sufriendo mucho por ti
Yo quería hablar contigo
Y no me podías oír.

La providencia llegó
Con la resolución en la mano,
Eran los rayos del alba
Que me despertó muy temprano.
               

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